La diputada Yesenia Nolasco Ramírez propuso modificar la ley del Banco de México, así como el marco legal Para la Transparencia y Ordenamiento de los Servicios Financieros, a fin de disminuir la brecha entre las tasas pasivas y las tasas activas.
La legisladora perredista recordó que las tasas de interés pasivas son las que pagan los bancos a los ahorradores y las activas son las que cobran a sus acreditados.
Enfatizó en la importancia de un sistema financiero eficiente, barato y adecuado para el crecimiento de un país, pues canaliza el ahorro de los sectores con superávit a aquellos que requieren crédito para su desarrollo, operación en la cual los intermediarios obtienen una utilidad tras descontar sus costos de operación.
Hizo notar que de acuerdo con un estudio del Centro de Documentación, Información y Análisis de la Cámara de Diputados los bancos instalados en el país cobran 4.7 veces más que lo que pagan por la captación de ahorro.
De manera adicional, agregó, sus créditos otorgados a través de las tarjetas de crédito son 2.9 veces más caro que el hipotecario.
Nolasco Ramírez comentó que mediante dichas tarjetas los bancos cobran con cualquier pretexto diversas comisiones, además de tasas interés de hasta 65 por ciento.
De acuerdo con la legisladora, el sistema bancario tiene “en jaque” a la economía de muchas familias, lo que se refleja en un incremento en el Índice de morosidad de 54.6 por ciento, mientras los bancos obtienen utilidades tan altas que ni en su país de origen alcanzan.
La diputada del Partido de la Revolución Democrática (PRD) refirió intentos desde el Congreso de la Unión para frenar esa situación, como una iniciativa de reforma presentada por el ex senador Fernando Castro Trenti que, por ejemplo, hubiera disminuido en 2009 las utilidades bancarias de 57 mil 362 millones a 17 mil 210 millones.
“Estando en un mercado de competencia imperfecta por ser un oligopolio financiero, es necesario corregir este hecho, por lo cual la regulación es un acto impostergable”, insistió.
Yesenia Nolasco remarcó la necesidad de disminuir la utilidad de la intermediación financiera para abaratar el crédito y lograr un mercado más ágil.
De ahí que su propuesta de reforma plantee que el Banco de México (Banxico) debe regular las comisiones y las tasas de interés –activas y pasivas, estableciendo un margen no mayor a 15 por ciento- así como cualquier otro concepto.