La legisladora Julisa Mejía Guardado consideró que es momento de implementar una campaña decisiva para dejar atrás los patrones culturales ancestrales que limitan el desarrollo de la mujer y la igualdad de oportunidades en el país.
La integrante de la Comisión de Igualdad de Género de la Cámara de Diputados reconoció que México cuenta con las leyes necesarias para que cambie la situación de ese sector en todos los ámbitos, pero es necesario garantizar su cumplimiento.
Subrayó que la lucha no ha sido fácil, pues apenas se cumplieron seis décadas del voto de la mujer y de manera reciente se armonizaron normas en los estados para que tenga una vida libre de violencia.
Sin embargo, dijo, falta cambiar los patrones culturales de la población para que esto se haga realidad en la vida cotidiana.
Planteó que la lucha por los derechos de la mujer a la educación, a la salud, sexuales y reproductivos, al trabajo, a la actividad política, a una vida libre de violencia, al desarrollo y a las oportunidades en igualdad, son grandes avances en materia legislativa que deben verse reflejados con su cumplimiento en la vida real.
Es decir que haya ejecutivos que los hagan cumplir y una sociedad que demande su cumplimiento, explicó la diputada federal por el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Mejía Guardado enfatizó en la necesidad de “romper el techo de cristal y de pulir el piso pegajoso que nos mantiene siempre en el mismo lugar al considerarse que ya tenemos trabajos establecidos por motivo de género y de que no somos capaces de dirigir una nación”.
Señaló que corresponde ahora a los tres niveles de gobierno poner en marcha las políticas públicas necesarias para hacer valer la legislación a favor de las mujeres de México.
La legisladora remarcó que “la lucha por la igualdad de género debe ser permanente en todos los ámbitos de la sociedad, para lograr que la legislación aprobada permee de manera transversal en todos los rincones del país y las acciones de gobierno tengan perspectiva de género”.
Solo así, dijo, “tendremos presidentas en México, directoras de empresas, de escuelas, de organismos multisectoriales, privados y demás con la aceptación general que somos iguales mujeres y hombres, con las mismas oportunidades para el desarrollo profesional y político, sin discriminación oor ningún motivo”.