Del 24 al 26 de abril próximos, el Instituto Nacional de Educación para los Adultos (INEA) realizará la Jornada Nacional de Incorporación y Acreditación que prevé incrementar entre 20 y 25 por ciento el número de educandos.
Susana Magaña Barajas, directora de Concertación y Alianzas Estratégicas de la institución dijo que el centenar de alianzas que el INEA ha forjado con los más variados sectores a nivel nacional e internacional de cara a esta iniciativa, permite afirmar que la sociedad ha respondido afirmativamente a esta convocatoria.
En el marco de la Campaña Nacional contra el Analfabetismo y el Rezago Educativo, la funcionaria federal estableció que este proyecto, que arrancó el 20 de agosto del año pasado, atendió a más de 400 mil personas y en 2015 a cerca de medio millón, sólo en el área de alfabetización.
El año pasado, las personas atendidas en primaria y secundaria alcanzaron 700 y 900 mil, respectivamente.
“El analfabetismo es un problema severo que provoca a las personas falta de autoestima y segregación. Entonces, hay que ir por ellos, convencerlos, ya los tenemos identificados, sabemos en qué comunidades están y ahí estamos focalizando nuestras acciones”.
El reto no es fácil, el tamaño del sistema escolarizado es de 34 millones. Las personas en condición de analfabetismo, 10 millones; de rezago en primaria 10 millones, y secundaria 14. En total 32 millones. “Es un sistema paralelo. Ese es el tamaño del reto”, sostuvo.
La Campaña busca atender a 7.5 millones de mexicanos y esto implica que 2.5 millones se alfabeticen, 2.2 millones terminen primaria y 3.1 millones concluyan el nivel secundaria.
“Con estos 7.5 millones no estamos de ninguna manera afirmando que vamos a acabar ni a disminuir sensiblemente el rezago, simplemente vamos a contener su crecimiento. Esto es un avance muy importante”.
Sobre la Jornada Nacional, Magaña Barajas indicó que en todo el país se ponen caravanas itinerantes y sedes de aplicación de exámenes. Esto significa que las personas que tienen trunca la primaria y secundaria, pero que han buscado aprender por su cuenta, se acercan a estos sitios y, mediante un examen, pueden acreditar suficiencia de conocimientos. Si no es así se les ubica en un nivel y, en muy poco tiempo, pueden obtener su certificado.
También en el marco de la Campaña Nacional, mencionó, el INEA ha firmado diversos convenios, algunos para la operación, y otros para la promoción de servicios, la captación de voluntarios o seguimiento académico internacional, que avalan la calidad o efectividad de esta campaña.
Prospera, Conafe, Educación Media y Media Superior de la SEP, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, los organismos cúpula del sector privado, la Secretaría del Trabajo y todas las demás secretarías de Estado, así como diversos sindicatos, son algunos de los 100 organismos con los que el INEA ha firmado convenios de colaboración en este marco.
“Yo puedo afirmar con toda seguridad que sí está respondiendo la sociedad; los mexicanos somos muy solidarios, sobre todo con este tipo de causas, porque cada vez nos sensibilizamos más de que es un problema más cercano de lo que podemos pensar”.
“Todos conocemos un analfabeta en nuestro entorno cercano o, al menos, cotidiano, o conocemos a personas que no tienen primaria o secundaria. Sí se ha movilizado la sociedad, las empresas se han comprometido y las organizaciones sociales también”.
Pero además los organismos internacionales, tales como la OCDE y la NESCO, nos están acompañando en el proceso.
“Todavía falta más, mucho más, las metas son muy altas, muy ambiciosas. Pretendemos hacer en cuatro años lo que se había hecho en cinco sexenios juntos. Además, una campaña de estas dimensiones no se había llevado a cabo desde los años 40 con Jaime Torres Bodet al frente de la Secretaría de Educación Pública.
“Entonces, es una campaña de gran calado y dificultad, por la dispersión geográfica en donde se encuentran muchas de las personas, sobre todo aquellas en situación de analfabetismo”.
Hay que redoblar esfuerzos; son metas que sí podemos cumplir, pero hay que seguirle porque el problema crece y porque no hemos podido todavía cerrar en el país la llave de la deserción, que es un semillero de producción de personas en rezago.