Un grupo de hombres armados y con uniformes tácticos desplegaron un retén en la carretera en construcción que va de Badiraguato, Sinaloa, a Guadalupe y Calvo, Chihuahua, en plena visita del presidente Andrés Manuel López Obrador para supervisar esta obra y los avances del programa Sembrando Vida.
La población del Triángulo Dorado no ve la inseguridad como un problema; por ejemplo, don Eleuterio dijo que los hombres del retén lo han ayudado cada que lo ha necesitado y que la familia de El Chapo tiene una especie de restaurante donde le dan de comer sin ningún costo: “allá arriba vive (Refugio Loera) dos casitas atrás, ahí está, tienen como una iglesia”, dijo.
Mientras que los curiosos que fueron a ver el evento del presidente López Obrador coincidieron en que su principal problema es la falta de señal y en temporadas, un servicio de agua continuo.
“Lo que más falta es la señal porque tenemos que subir muy retirado a donde vamos a hablar y estamos, pues, muy desconectados de la tecnología aquí; pues de lo demás, las escuelas también hace falta sus reparaciones. Aquí lo que hace mucha falta es un hospital”, explicó María de Lourdes González, habitante de Guadalupe y Calvo.
¿Y la seguridad?
“Lo que se ve está bien, está bien ahorita. Hay épocas, en años pasados estuvo muy feo, pero ahorita lo que se ve ya está bien”, agregó.
Las autoridades de la zona saben del problema, pero lo reducen a que todavía “hay detalles”.
“Yo no sabría qué decirle al Presidente, sólo que nos traiga señal”, coincidió Nicolasa Talamantes.
El alcalde de Guadalupe y Calvo, Julio César Chávez, llegó cargado de regalos para el Presidente: lechuguilla, machaca, cacahuates y una muñeca. Al presumir estos obsequios comentó que la principal petición que le haría a López Obrador es apoyo para perforar pozos de agua y aumentar la siembra de aguacate, lo que ayudaría a erradicar la siembra de amapola y mariguana.
“La siembra de amapola y mariguana, aquí estamos en el Triángulo Dorado y ya le estamos dando un giro total desde el año antepasado empezamos a sembrar el aguacate, queremos dar un giro total para que nos den permisos para sacar agua (…) aquí hay mucha madera, la mejor madera es la de nuestro municipio”, destacó.
Fue cerca de las 08:30 qué un jeep blanco y una cheyenne azul fueron colocadas en medio del camino, con un puesto de vigilancia hecho de madera y palma en el tramo conocido como Bocacoragua, la antesala a La Tuna, cuna de Joaquín El Chapo Guzmán.
Paraban a todos los que pasaban, apenas a dos horas de la cabecera municipal.
-¿Buenos días a dónde van?, preguntó un hombre con uniforme tipo militar y huaraches.
-Al evento del Presidente, respondió un camarógrafo.
-Sí, ya pasaron algunos ¿Y no traen armas?
-No, solo las cámaras
-¿Y están apagadas?
-Sí.
-Se van a llevar al viejo, va a Los Frailes. Ordenó el hombre que portaba chaleco antibalas, un cuerno de chivo, seis cargadores y tres radios de comunicación.
Enseguida, llamó a un anciano llamado Eleuterio Carrillo y lo subió a la camioneta que trasladaba a la prensa para que lo acercaran a su pueblo, a dos horas y media de distancia.
El retén estaba vigilado por al menos una decena de hombres fuertemente armados y todos con uniforme tipo militar.
El que revisaba los vehículos, en el corazón del Triángulo Dorado, portaba en el brazo izquierdo un parche con una figura de una naranja, un número siete y otra naranja.
En el trayecto, cerca de La Tuna, había hombres armados en una tienda y en todo el recorrido, camionetas pickup eran tripuladas también por hombres armados.
Después de hacer la revisión, dejaban pasar a los vehículos sin mayor inconveniente.
Fueron cinco horas de camino para asistir al evento presidencial desde la capital sinaloense hasta Guadalupe y Calvo; no hubo presencia de fuerzas de seguridad, ni estatales ni federales.
En tanto, la presencia militar fue visible hasta el punto donde el Presidente encabezó su acto oficial. Camionetas artilladas del Ejército resguardaban la zona, y elementos de la Guardia Nacional vestidos de civiles se apostaron en los alrededores. López Obrador llegó y se fue en helicóptero.
Y en medio de la presencia de los civiles armados, avanzan las obras.
Hay tramos completamente pavimentados, hay otros puntos donde apenas se abrió el camino y es de difícil tránsito y algunos otros que aunque es terracería ya está aplanado el terreno.
Se nota que los trabajos avanzan pese a los retenes que en ocasiones, de acuerdo a testimonios de la región, pueden sumar hasta tres en diferentes zonas.
(milenio.com)