La vara que dejó Andrés Manuel López Obrador en las urnas para quien aspire a sucederlo el próximo año es muy alta. Pero la fuerza con la que arrasó en el 2018 heredó a la corcholata finalista el cobijo de la mayoría de los gobiernos estatales, para que la operación política y logística de 2024 les permita consolidarse a nivel territorial.
El reto de Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal y quienes se sumen a la pelea por la candidatura presidencial, no es sólo ganar la encuesta en Morena, sino garantizar que tendrán la capacidad para conquistar territorialmente y mantener el respaldo local del presidente López Obrador, incluso en las entidades en las que no son gobierno.
Una ventaja de la fuerza que ha tomado Morena en los últimos cinco años es que, de las 15 entidades que más votos le dieron a López Obrador en el 2018, en 12 tienen el control de la gubernatura y dos son de Movimiento Ciudadano, además del Estado de México, que definirá su destino este domingo.
La cifra histórica de 30 millones 113 mil 483 votos que obtuvo el tabasqueño difícilmente será igualada o superada, pero el reto de la corcholata ganadora no será sencillo.
En 2018, Guanajuato fue la única entidad de todo el país que no le dio el triunfo presidencial a López Obrador, se afianzó como el auténtico bastión panista en donde 940 mil 133 guanajuatenses respaldaron al candidato presidencial blanquiazul Ricardo Anaya, frente a 707 mil 222 para el morenista. Y que hasta ahora, no ha demostrado en las recientes elecciones que el escenario político guanajuatense haya cambiado.
En el Estado de México, el más grande del país y que definirá este domingo si se suma a la lista de gobiernos de Morena o el PRI logra mantenerlo, le dio 4.3 millones de votos para la contienda presidencial, pero, pese a ser un bastión priista, el tricolor ni siquiera logró coronarse en el segundo lugar, pues obtuvo mil votos menos que Ricardo Anaya que se quedó con un millón 149 mil 824 sufragios.
Lo que demuestra que el color de las gubernaturas no en todos los casos determinará el respaldo para el Ejecutivo federal. La clave en el 2024 estará en que, quien se quede con la candidatura presidencial oficialista, demuestre que podrá sumar a las y los gobernadores para la operación de sus bases, que le dará peso a las candidaturas a las gubernaturas para mantener las que estarán en juego y que López Obrador arrebató a los partidos que hoy son oposición.
Uno de los mayores retos para Morena serán las dos entidades que gobierna Movimiento Ciudadano (Jalisco y Nuevo León), pues incluso con el liderazgo del lopezobradorismo los resultados fueron muy cerrados. En Jalisco logró su victoria apenas con 300 mil votos y en Nuevo León sólo con 45 mil, en ambos casos con Ricardo Anaya en segundo lugar.
En el caso de las entidades gobernadas por la oposición, la diferencia no fue rotunda, pero estará en juego si vuelve a darle a Morena su voto de confianza a nivel federal o si cambian de opinión y siguen la misma línea que en las últimas elecciones donde les negaron el control de las gubernaturas.
Como Chihuahua, donde López Obrador obtuvo 643 mil 652 votos frente a 425 mil 919 de Anaya y el PAN volvió a ganar la gubernatura en las pasadas elecciones, o en Querétaro, donde la diferencia fue de 424 mil votos para el actual mandatario, frente a 347 mil para Anaya.
Mientras que en Yucatán, donde también gobierna el PAN y que estará en disputa el próximo año, su candidato presidencial quedó en tercer lugar, pues José Antonio Meade quedó por debajo de López Obrador, con una votación final de 324 mil 55 votos ante los 455 mil 216 del tabasqueño.
En total, el ahora Ejecutivo federal obtuvo la presidencia con el respaldo de 31 de 32 entidades federativas; Ricardo Anaya con el PAN se quedó en segundo lugar, en 19; y José Antonio Meade con el PRI sólo obtuvo la segunda posición en 13 entidades, de las cuales hoy solo gobierna en Coahuila.
Por lo que los resultados de la encuesta que defina a la corcholata ganadora medirán la referencia que tienen a nivel local. Y más allá de que sean conocidos o estén bien posicionados, deberán garantizar capacidad política para negociar en los estados y hacer equipo para mantener esos triunfos teniendo como base los números que logró hace cinco años López Obrador.
(milenio.com)