“¿Qué significa el agua para ti?” es el lema de este año para conmemorar el Día Mundial del Agua, que se celebra cada 22 de marzo. El preciado líquido sigue siendo un bien al que no pueden acceder 2.200 millones de personas en el mundo, recordó a DW , Relator Especial de Naciones Unidas de Derechos Humanos al Agua y al Saneamiento.
Arrojo, doctor en física y profesor emérito de la Universidad de Zaragoza, es el primer español en asumir este cargo cuyo mandato inició el pasado mes de noviembre, en un año marcado por la crisis sanitaria mundial del coronavirus. Por eso, en su declaración institucional con motivo de la celebración ha recalcado que “el virus no discrimina a las personas y todo el mundo necesita suficiente agua y productos de higiene para prevenir la infección”.
A este problema se suman “las presiones de desplazar el valor del agua como bien público para considerarla como una simple mercancía, sujeta a la especulación financiera en los mercados de futuros”. Y es que la primera intervención del Relator fue, precisamente, sobre este tema, tras el anuncio de la entrada del agua en Bolsa. “Tuve que reaccionar inmediatamente”, reconoce a DW.
“Estamos hablando de mercados abiertos a la especulación y eso es peligrosísimo para el enfoque de derechos humanos que debe garantizar la dignidad y la democracia en el mundo. Eso no lo puede gestionar la lógica del mercado”, asegura.
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Asimismo, apunta que “este tipo de operaciones especulativas afectan a todo el mundo, rompen economías”, y señala los riesgos para economías dependientes del uso del agua en América Latina. “Podemos pensar en el enorme impacto que puede tener en los sectores de regadío en Argentina, Chile, Brasil, espacios donde el regadío es fundamental para hacer una agricultura más rentable”, considera.
No obstante, existen otros peligros. “Eso lleva a la especulación sobre las fuentes de agua, los territorios que tienen agua”, dice, recordando que ello ha conllevado “una entrada brutal en espacios de pueblos indígenas, desplazamientos”. “Eso es lo que ocurre generalmente en muchos países con las comunidades indígenas; si en vez de reforzar una gobernanza democrática del agua, lo que aceleramos es una gobernanza especulativa del agua, los sectores más desheredados, con menos derechos, con más vulnerabilidad, van a tener efectos desastrosos y absolutamente inhumanos”, lamenta.
En este sentido, considera que “los impactos pueden ser más demoledores”. No obstante, a pesar de que “en América Latina hay mucha vulnerabilidad, también una creciente conciencia social, muchos movimientos”, recalca.
América Latina: cara y cruz
Arrojo es conocedor de los avances y retrocesos que ha sufrido la región con el agua. Así, recuerda que “el primero que hizo la gran privatización fue Pinochet, hizo una ley de aguas en la que los ríos pasaban a ser de dominio privado de facto”. Así explica que “hasta no hace mucho, si alguien necesitaba una concesión de agua para cualquier cosa tenía que venir a comprarla a Madrid. Ahora tiene que ir a comprarla a Roma porque la propietaria de la gran parte de los ríos de la Patagonia es Endesa”.
Arrojo aclara que se trata de una empresa eléctrica española cuyo capital actualmente es mayoritariamente italiano, y recuerda que “Pinochet y el lobby de presión capitalizador se encargó de que en la transición democrática esa ley de aguas quedará vinculada de manera excepcional a la Constitución”, calificando este hecho como “un desastre”. No obstante, confió en que aunque ante la elaboración de la nueva Constitución “habrá una presión ingente del lobby privado por mantener esos privilegios”, también habrá “un empuje fuerte por el agua como un patrimonio público”.
Por otro lado, reconoce la tarea llevada a cabo por Colombia con el reconocimiento de un mínimo vital de litros de agua por día y por habitante. “Es uno de los pocos países en el mundo”, subraya apuntando también al caso ejemplar de México. No obstante, lamenta que “en América Latina hacen leyes avanzadas, hay movimientos potentes a favor de esos avances democráticos, pero luego a la hora de ejecutar estas leyes y esos principios, se evapora”. “Hay una muy débil institucionalidad democrática”, denuncia.
Arrojo visitará la región en el marco de uno de los dos viajes oficiales que está obligado a llevar a cabo durante su mandato. “Estoy lanzando la posibilidad de que pueda ser invitado en Honduras y Perú, que son países que conozco muy bien. Me siento capaz, a través del diálogo con los gobiernos y los movimientos sociales, de proponer y promover soluciones a los problemas o dinámicas de diálogo y mediación”, apunta.
Asimismo, durante su mandato deberá elaborar dos informes: “El primero va a ser mi plan de Relatoría analizando el contexto de la crisis global del agua en el planeta bajo lo que son fallas críticas: el cambio climático, la inequidad y pobreza y la gobernanza democrática global y la falla que aparece en la salud pública por la pandemia”, detalla. “El análisis de estas cuestiones y sus implicaciones vigentes y futuras y riesgos en los derechos humanos va a ser el motivo que va a contextualizar mi plan de trabajo para mis primeros tres años”, avanza.
Mientras este informe lo presentará ante el Consejo de Derechos Humanos de Ginebra, también elaborará un segundo informe sobre los derechos humanos al agua y saneamiento de los pueblos indígenas, que presentará a la Asamblea General de Naciones Unidas de Nueva York.
(dw.com)