México cuenta con el potencial suficiente para aprovechar el fin del “boom brasileño” y convertirse en el destino latinoamericano preferido de los inversionistas internacionales, estimaron analistas del CIDE, Bursamétrica e IMEF.
Y es que, la desaceleración que enfrenta la economía de Brasil podría influir para que potenciales inversiones hacia ese país se reorienten a México, sobre todo al sector energético.
Destacaron que la cercanía de México con Estados Unidos, así como el conjunto de reformas estructurales aprobadas de manera reciente, son factores que pueden contribuir a que en los próximos años se desbanque a Brasil como la principal economía de América Latina.
El profesor-investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), Raúl Feliz Ortiz, expuso que Brasil y México son rivales porque son las economías número uno y dos en América Latina y en el pasado se disputaban el liderazgo político de la zona, pero en realidad son dos economías distintas.
En ese sentido, expuso que mientras México optó por un régimen liberal y de integración con Estados Unidos, aunado a que es un productor de manufacturas, Brasil desarrolló un mercado común en la zona sur del continente y es productor de materias primas, como minerales, agricultura y algo de petróleo.
No obstante, dijo el economista, hay una importante cantidad de flujos de inversión en el mundo que se asigna a la categoría de los países llamados mercados emergentes, en donde compiten México y Brasil.
Refirió que durante el “boom” de 2004 a 2010, Brasil recibió mucha Inversión Extranjera Directa (IED), sobre todo en su sector energético, mientras que México no tanto, dadas las restricciones que había en esta industria para la inversión privada.
“Es posible que en este entorno futuro, donde los flujos de inversión van a ser escasos, México pueda atraer una fracción mayor de los flujos de inversión extranjera directa de América Latina”, agregó Feliz Ortiz.
Así, México puede aprovechar el “momentum” que vive, mucho mejor que el de Brasil, para atraer más IED, en particular hacia el sector energético tras la mayor apertura a la inversión privada en el país con la reciente reforma constitucional aprobada en esta materia.
En el corto plazo, Brasil enfrenta una perspectiva económica complicada, mientras que México crecerá por lo menos tres veces más que dicho país.
En tanto, el presidente de Grupo Bursamétrica, Ernesto O’Farril Santoscoy, expuso que la compleja circunstancia por la que atraviesa Brasil es la coincidencia de una crisis económica con una crisis política, lo que está haciendo que su economía crezca muy poco.
Así, expuso que con una inflación al alza, Brasil trata de corregir el exceso de déficit público que tuvo en años pasados y motivó una política fiscal más restrictiva, a lo que se suma el escándalo de corrupción en Petrobras, que ha sido la “gota que derramó el vaso” para un importante descontento social.
Además, la situación internacional no ayuda mucho, pues se están desacelerando Europa y China, los principales mercados de exportación de materias primas de Brasil, que son su principal producto.
En este entorno, abundó, México debería saber aprovechar la oportunidad que deja Brasil, que en el pasado fue el país latinoamericano favorito para los inversionistas globales, pero ahora “nosotros tenemos la oportunidad de convertirnos en favoritos”.
Los inversionistas ven a México como una economía ligada a Estados Unidos, que es el principal motor de la economía mundial, que además está creciendo, así como uno de los países que concretó reformas estructurales, lo que alienta futuras inversiones.
Si bien Brasil se mantiene como la principal economía latinoamericana, si México logra una buena implementación de las reformas ya aprobadas e impulsa otras, podría rebasarlo y ubicarse en el primer sitio por el tamaño de su Producto Interno Bruto (PIB) y crecimiento económico, consideró O’Farril Santoscoy.
No obstante, para el vicepresidente de Investigación del Comité Técnico de Estudios Económicos del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), Jonathan Heath, es “inútil” la comparación de las economías de México y Brasil, pues tienen estructuras, mercados y enfoques muy diferentes.
Explicó que Brasil es un país que depende de la exportación de las materias primas y de que cómo le vaya a China, en cambio, México es una economía abierta y compite con la nación asiática.
“No hay que aprovechar que a Brasil le va mal, quizá sería mejor hacer nuestra comparación con China y aprovechar que no está creciendo tan rápido y que está cambiando un poco el enfoque de su política económica para que nosotros podamos penetrar más y mejor el mercado de Estados Unidos y de otros países a los cuales exportamos”, añadió.
En su opinión, con independencia de si a Brasil le va bien o mal, la IED en México aprovecha su cercanía con Estados Unidos, su apertura comercial y su buen funcionamiento para construir capacidad instalada para exportar, entre otros elementos.
En tanto, muchos de los capitales que van a Brasil lo hacen para aprovechar que es una economía relativamente cerrada y tiene casi 200 millones de consumidores, por lo cual los criterios de comparación con México son diferentes.
Como resultado del “boom” que registró en la segunda mitad de la década pasada, la economía brasileña alcanzó un fuerte crecimiento de 7.5 por ciento en 2010, pero después inició una desaceleración que la llevó a crecer sólo 0.1 por ciento en 2014, con la expectativa de que este año se contraiga 1.0 por ciento.
La economía mexicana revirtió la contracción de 4.7 por ciento en 2009 por causa de la crisis económico-financiera internacional y repuntó a 5.2 por ciento en 2010.
Y si bien los últimos cuatro años ha tenido tasas moderadas, en algunos casos duplicaron las de Brasil, como el 2.1 por ciento de 2014, así, los pronósticos apuntan a un crecimiento de alrededor de 3.0 por ciento este año.
Según previsiones recientes del Fondo Monetario Internacional (FMI), en 2015 India desplazará a Brasil como la séptima economía mundial por el valor del PIB, y la economía sudamericana bajará al octavo lugar, debido la contracción prevista para la economía brasileña, la baja confianza del sector privado, el caso de corrupción en Petrobras, entre otros factores.
En contraste, el organismo financiero internacional proyecta que este año México desplazará una posición a España y se colocará en el sitio 13 entre las mayores economías del mundo, impulsada por la recuperación estadounidense y los efectos de las reformas estructurales.