Los datos del Indicador Multidimensional de BBVA muestran que la manufactura creció 8.1 por ciento en septiembre, 1.2 puntos porcentuales por arriba de la variación observada el mes previo; sin embargo, apuntan hacia una desaceleración en los siguientes meses, en un entorno de debilitamiento de la demanda ante los altos precios y una política monetaria más restrictiva.
De acuerdo con el reporte, la manufacturera doméstica muestra resiliencia ante un desempeño mejor al esperado del sector industrial de Estados Unidos en el mismo mes; no obstante, los indicadores de nuevos pedidos manufactureros no son tan optimistas.
El promedio de la variación interanual del indicador en el tercer trimestre asciende a 6.7 por ciento, por debajo del 7.2 registrado en el trimestre anterior, lo que refleja una ralentización.
En términos de capacidad utilizada, el subsector de fabricación de equipo de transporte supera su nivel precovid por primera vez desde marzo, reflejando el desvanecimiento de los cuellos de botella en este segmento, tras la escasez de semiconductores registrada en 2021.
En lo relativo a la demanda externa, el componente de nuevos pedidos del ISM Manufacturero en Estados Unidos sugiere menor dinamismo para las exportaciones manufactureras para el resto del año, mientras que su componente de importaciones prácticamente se estancó en septiembre en un nivel de 52.6 (desde 52.5 el mes anterior).
“Mantenemos nuestra expectativa de bajo crecimiento para la segunda mitad del año, con mayor deterioro en 2023, en un entorno de alta inflación y mayor costo del financiamiento. Anticipamos que la economía de Estados Unidos mostrará una desaceleración más profunda a partir de la segunda mitad de 2023, con efecto sobre el sector exportador mexicano”.
A pesar de los datos, BBVA mantiene su estimación de crecimiento del PIB en 0.6 por ciento para 2023, y en 2.0 por ciento para este año, impulsado por el rebote del primer semestre de este año, “pero con lento crecimiento hacia adelante”.
(milenio.com)