Mérida.- La recompensa fue doble para el ganador del “Mundial de la Cochinita”, Silvio Campos Mex, cocinero y experto en la preparación del más tradicional guiso de la gastronomía yucateca.
Además del reconocimiento como el mejor preparador de este manjar, Campos Mex, quien vino del muy cercano puerto de Progreso, dijo que fue un honor para él poder ayudar a la gente que lo necesita a través de este Primer Mundial de la Cochinita, cuyos recursos ayudarán a personas con discapacidad y “con mucho cariño vine hasta aquí”.
Con 35 años de dedicarse a la venta del tradicional platillo, su sustento familiar, no oculta su agrado por la jornada que protagonizó en el centro internacional de Convenciones Yucatán Siglo XXI, donde su sazón y el de otros exponentes de la cochinita, conquistó a unas cinco mil personas asistentes.
“Es muy grato para mi haber sido invitado a participar en esta primera edición, que de verdad espero sea la primera de muchas”, señaló Campos Mex, quien heredó el negocio de la cochinita de su padre.
Su progenitor, hombre como él de raíces mayas y también de nombre Silvio, fue quien le reveló “su receta secreta” que lo situó como uno de los puestos más populares en su tierra, Tixkokob, municipio también cercano a Mérida.
Sin levantar una Copa Mundial, pero sí la lata (recipiente en el que se sirve la cochinita) más aplaudida y “limpia” tras el banquete de este día, el “campeón” confesó que siente mucha admiración y respeto por las personas que ayudan a otras solo por el simple deseo de ayudar.
Ese sentimiento, prosiguió el experto culinario, también se extiende a aquellas personas que desde la adversidad luchan para salir adelante a diario y a quienes dedicó su éxito de hoy en el “Primer Mundial” de la cochinita.
“Hay mucha gente que por increíble que parezca no puede juntar 30 mil pesos para poder comprar una prótesis, ya sea para uno mismo o para algún familiar”, comentó.
Por eso, este tipo de eventos tiene una gran relevancia y por supuesto que sí hay otra edición participaremos con mucho gusto”, afirmó convencido, mientras algunos comensales que llegaron tarde lamentaban no haber probado su cochinita o la de los otros exponentes que hoy deleitaron a miles de personas yucatecas y de otras latitudes.