Río de Janeiro.- La decisión del presidente del Congreso brasileño, Eduardo Cunha, de pasar a la oposición, pese a formar parte del partido aliado de la mandataria Dilma Rousseff, abrió una crisis política, admitió hoy el vicepresidente, Michel Temer.
“No hay inestabilidad institucional”, sino una “pequeña crisis política”, indicó el funcionario, que pertenece al mismo instituto político que Cunha, el Partido de Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).
La semana pasada el presidente del Congreso dijo que se pasaba a la oposición al entender que era investigado por la fiscalía por orden de la presidencia de Brasil, Dilma Rousseff, con el objetivo de atacar su papel político.
Cunha, cuyo mandato ha estado marcado por polémicas declaraciones, por ejemplo, contra homosexuales y el aborto, es acusado por un confidente del caso Petrobras de pedir cinco millones de dólares a una empresa constructora para poder acceder a licitaciones.
Junto a él, otro medio centenar de políticos, entre ellos el presidente del Senado, son investigados por autoridades judiciales y policiales por su participación en el escándalo de Petrobras, destapado en abril de 2014 con “Operación Limpieza”, que investiga el desfalco de varios cientos de millones de dólares desde la petrolera estatal.
De acuerdo con reportes de prensa, la decisión de Cunha, pese a ser integrante del PMDB, aliado del Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff, supone una crisis política en Brasil que ha marcado el primer semestre del segundo mandato de la jefa de Estado.
El Legislativo brasileño impuso varias derrotas políticas a Rousseff en los últimos meses, mientras la Cámara estudia en el segundo semestre un pedido de “impeachment” o juicio político, de la presidenta por un eventual incumplimiento de la ley presupuestaria que está siendo investigado por el tribunal de cuentas.