Valparaíso. – El puerto chileno de Valparaíso, uno de los principales de este país sudamericano, vivió hace poco más de un año una de las mayores tragedias de su historia con un incendio que devastó dos mil 900 viviendas ubicadas en 10 cerros y que a su paso por las quebradas cobró la vida a 15 personas.
La tarde del 12 de abril de 2014 difícilmente será olvidada por los porteños. Las gigantescas llamaradas podían verse desde gran parte de la ciudad y amenazaban con destruir todo a su paso, en un avance que era incontrolable para los cientos de bomberos y brigadas forestales que luchaban por tierra y aire.
El fuego comenzó en el camino La Pólvora, en la parte alta de Valparaíso, distante 120 kilómetros al noroeste de Santiago, por causas que algunos atribuyen a un descuido en un basural clandestino y otros a un par de aves que se electrocutaron provocando las chispas necesarias para encender pastizales.
Las llamas, que podrían haberse quedado conminadas a un terreno relativamente pequeño, fueron atizadas por el intenso viento reinante en la zona, el que soplaba hacia los sectores habitacionales de Valparaíso. Las llamas no respetaron la carretera y saltaron la ruta en su camino descontrolado hacia las viviendas.
Miles de personas fueron advertidas por bomberos que debían abandonar sus casas porque el fuego estaba totalmente fuera de control, incluso pese al trabajo de helicópteros que lanzaban una y otra vez cientos de litros de agua sobre las llamas.
Algunos porteños intentaron infructuosamente atacar el fuego con mangueras de jardín y salvar sus cosas sacándolas a la calle, pero muchos de ellos quedaron “con lo puesto” debido a la rapidez con que avanzó el fuego, no respetando nada a su paso.
Con el correr de los días, y tras el trabajo de cientos de voluntarios, las llamas fueron extinguidas por completo 96 horas después. El balance era desolador: mil 100 hectáreas consumidas por el fuego, 15 muertos, más de 500 heridos, 12 mil 500 damnificados y al menos dos mil 900 viviendas destruidas.
La reconstrucción fue ordenada de inmediato por el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, quien llevaba poco más de un mes en el poder al momento del devastador siniestro.
Las tareas comenzaron con la entrega de viviendas de emergencia de unos 18 metros cuadrados, en una solución que suponía sería temporal.
Sin embargo, y a un año de la tragedia, muchas familias siguen viviendo hacinadas o en condiciones de vida precarias en las pequeñas viviendas que se suponía serían un hogar transitorio a la espera de sus casas definitivas. Varios temen quedar en el olvido y quedar nuevamente en riesgo ante un eventual nuevo incendio.
El cerro Rocuant, en la zona sur del puerto, fue uno de los más afectados por el siniestro. Las casas, algunas construidas con material ligero en las laderas tras sucesivas “tomas” de terrenos, fueron consumidas con mucha rapidez.
Antonio Sandoval, vecino de toda una vida en el Rocuant y que lideró uno de los equipos de voluntarios tras el siniestro, señaló que “ha pasado un año del incendio y sólo hemos tenido promesas de las autoridades” tanto locales como nacionales.
“Las casas de emergencia están igual que el primer día que las pusieron. De todas las promesas que nos hicieron no han cumplido ninguna. Espero que pronto las autoridades se pongan la mano en el corazón y se acuerden de sus promesas de ayuda a los damnificados, aquí estamos esperando con las manos abiertas”, aseveró.
Recordó que el gobierno “mandó a un grupo de personas a levantar mediaguas (casas de emergencia) de 18 metros cuadrados donde viven tres familias. Eso fue lo único que hicieron, no han hecho nada más”.
Explicó que entre los damnificados existen dos grupos: aquellos que tienen título de dominio de sus terrenos, y por lo tanto podrán reconstruir en el mismo lugar donde tenían sus hogares, y quienes ocuparon en forma ilegal tierras del Estado y, por ende, no podrán volver a levantar sus casas en esos lugares.
Cecilia Jiménez, quien también vive en el cerro Rocuant, indicó por su parte que por el momento vive en una vivienda de emergencia ya que deberá postular a recursos estatales para comprar una casa o un departamento en otro lugar de la Región de Valparaíso.
“Acá no se puede reconstruir con los recursos que entrega el gobierno porque son terrenos irregulares, así que nos tendremos que ir en algún momento de acá. Estamos esperando que salga un proyecto habitacional para irnos a una casa nueva”, comentó.
De esta forma, y a un año del dantesco incendio, quienes lo perdieron todo en los cerros de Valparaíso intentan volver a la normalidad, aunque las precarias viviendas de emergencia les recuerden día a día la tragedia que debieron vivir y donde lo perdieron todo.