Dallas.- Texas realizó hoy la primera ejecución del año, al aplicar la pena de muerte mediante inyección letal al reo de origen hispano Arnold Prieto, por un triple homicidio cometido en San Antonio, en septiembre de 1993.
Según voceros del Departamento de Justicia Criminal de Texas (TDCJ), Prieto fue declarado muerto a las 18:31 horas locales (00:31 GMT del jueves), 20 minutos después de que se le inyectara la dosis letal de pentobarbital.
En una breve declaración momentos antes de morir, en la cámara de la muerte de la Unidad Penitenciaria Walls en Huntsville, Texas, el reo de 41 años sostuvo: “no hay finales, sólo comienzos. Los amo a todos, nos vemos pronto”.
Prieto fue condenado a muerte acusado de participar junto con los hermanos Jesse y Guadalupe Hernández en los homicidios de Virginia Rodríguez, de 62 años, de su hermano Rodolfo, de 72, y de Paula Moran, de 90, registrados el 11 de septiembre de 1993 en San Antonio.
De acuerdo con las autoridades, Prieto y los hermanos Hernández, quienes vivian todos en Carrollton, un suburbio de Dallas, planearon viajar a San Antonio para robar a los Rodríguez, que eran tíos abuelos de los Hernández.
En una declaración a la policía, Prieto confesó que durante el viaje a San Antonio, los tres consumieron cocaína en exceso. Al llegar, Virginia Rodríguez los invitó a pasar y les preparó el desayuno.
Tras desayunar, Guadalupe Hernández apuñaló a su tía con un desarmador, dijo Prieto a la policía, y reconoció que él hizo lo mismo con Rodolfo Rodríguez, y Jesse Hernández apuñaló a Morán.
Jesse Hernández, quien tenía entonces 17 años de edad, declaró a la policía que había sido Prieto quien había cometido los asesinatos, mientras que su hermano Guadalupe nunca presentó declaración.
El único de los tres sentenciado a muerte fue Prieto. Jesee Hernández, por ser menor de edad, fue condenado a cadena perpetua, en tanto que los cargos contra su hermano Guadalupe fueron desechados por falta de evidencias y quedó libre.
Prieto se convirtió este miércoles en el primer reo ejecutado en Texas en 2015 y en el número 519 desde que el estado restauró la pena de muerte en 1982, después de que la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos la reactivara en 1976.
Texas tiene programadas ya otras 12 ejecuciones para los próximos cinco meses.