Miami.- La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) destacó hoy la decisión del Departamento de Justicia de Estados Unidos de retirar el reclamo al periodista James Risen, del diario The New York Times, para que revelara sus fuentes informativas.
La SIP, con sede en Miami, consideró que con la resolución “se allana el camino para el análisis más profundo sobre la conveniencia de que se promulgue una ley federal de protección de fuentes informativas”.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos retiró la víspera la petición contra Risen, a quien se requirió revelar la identidad de sus fuentes confidenciales en un juicio sobre fuga de información.
En junio de 2013, la Corte Suprema de Estados Unidos había rechazado una apelación de Risen, quien se apegó a su compromiso profesional de proteger a sus fuentes, motivo por el cual podía ser condenado a la cárcel.
El presidente de la SIP, Gustavo Mohme, dijo que quienes ejercen el periodismo tienen la obligación de “resguardar la confidencialidad de las fuentes que juegan un papel fundamental en la información” que se pone a disposición de los ciudadanos.
Esto es “un principio moral y legal custodiado por varias constituciones”, señaló.
Por su parte, el presidente de la Comisión de Libertad de la SIP, Claudio Paolillo, expresó que con la resolución “se allana el camino para el análisis más profundo” sobre la conveniencia de que se promulgue una ley federal de protección de fuentes informativas en Estados Unidos.
“Es lamentable que en un país donde existe la Primera Enmienda haya que recurrir a leyes de esta naturaleza, innecesarias, si los gobiernos y los jueces cumplieran, como antes lo hacían, con las protecciones constitucionales para la libertad de expresión existentes desde hace más de dos siglos”, subrayó.
Risen fue citado en 2013 a prestar declaración en un juicio penal contra el ex agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Jeffrey Sterling, acusado por filtraciones no autorizadas de secretos de Estado en violación de la Ley de Espionaje.
La información se dio a conocer en un libro de Risen de 2006, “Estado de Guerra: La historia secreta de la CIA y el gobierno de Bush”, en el que se reveló una operación secreta que implicó un intento de suministrar planes defectuosos de armas nucleares a funcionarios iraníes.