“Siento indignación, me siento impotente, me siento frustrada, yo hubiera querido estar allí como madre”, dijo hoy Rosibel Arriaza, madre de Victoria Esperanza Salazar, la ciudadana salvadoreña que murió tras ser sometida por un grupo de agentes de la policía en Tulum, Quintana Roo.
La mujer de 36 años, madre de dos niñas y con residencia permanente en México, fue asesinada el 27 de marzo tras supuestamente alterar el orden público y estar, presuntamente, bajo estado ebriedad.
“No merecía esa muerte (…) Las autoridades están para proteger a los seres humanos, con todas sus técnicas que tienen para tratar de someter a alguien. Pero eso fue un abuso de autoridad, así es que yo pido justicia”, aseguró tras gestionar en la cancillería salvadoreña la repatriación de su hija.
La muerte de Victoria Esperanza recuerda el asesinato de George Floyd, ocurrido en Estados Unidos el año pasado, precisamente por parte de un agente la policía de Minnesota quien lo sometió con la rodilla encima de su cuello.
“Pido justicia para mi hija, porque no veo yo una causa justificada (de su detención). Pienso que los seres humanos tenemos derecho a la vida, independientemente de lo que haya sucedido en ese momento”, explicó.
La madre de la joven también recordó que el caso de su hija lo están comparando con la muerte del afroamericano, el cual causó conmoción en varias partes del mundo, donde varios manifestantes acusaron abuso de poder y discriminación policial con características raciales.
En el caso de la joven madre, tras ser intervenida por cuatro policías, estos aplicaron al momento de someterla una “fuerza desproporcionada y con alto riesgo para vida de la víctima”, dijo el fiscal Oscar Montes de Oca.
A ella le ocasionaron una fractura en la parte superior de la columna vertebral, causándole la muerte, detalló el fiscal. Todos los agentes están detenidos.
El propio presidente Andrés Manuel López Obrador, ha calificado el hecho como un “brutal asesinato”, mientras su homologo en El Salvador, Nayib Bukele, ha pedido sanción para los responsables.
Victoria, que vivía en México hace cinco años, según reporta la prensa salvadoreña, deja en la orfandad a dos hijas de 15 y 16 años, que esperan ser repatriadas.
“Aunque sé que mi hija ya no volverá a la vida, eso yo lo sé, pero en el área moral y emocional, yo estaría más que satisfecha que esos señores [policías] pagaran”, agregó.
(milenio.com)