Roma.- La producción de alimentos impone un “cambio de paradigma”, luego que durante los último 40 años el desarrollo agrícola se ha basado en un uso intensivo de insumos, lo cual es ya insostenible, alertó hoy la FAO.
El secretario general de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva, subrayó este viernes los nuevos retos para alimentar a la población mundial.
En un discurso ante el Foro Mundial para la Agricultura y la Alimentación, que se celebra esta semana en Berlín dentro de los eventos de la Semana Verde, el directivo insistió en el cambio de modelo del desarrollo agrícola.
Señaló que el aumento de la competencia por los recursos naturales y los cuellos de botella que se generan hacen que la agricultura global ya no pueda funcionar según el modelo al que estamos acostumbrados.
“Que todo siga igual significaría un aumento enorme y simultáneo en las necesidades de alimentos, energía y agua en las próximas décadas: un 60 por ciento más de alimentos, un 50 por ciento más de energía y un 40 por ciento más de agua para 2050”, advirtió Graziano da Silva.
Las estimaciones de la FAO apuntan a la necesidad de aumentar la producción de alimentos en un 60 por ciento para 2050 para poder alimentar a una población que va a superar los nueve mil millones de personas.
Consideró que para hacer frente al reto de alimentar a más personas utilizando menos tierra, agua y energía, son necesarios esfuerzos concertados.
Para ello también será necesario mayores inversiones para apoyar una transición de gran envergadura y a nivel planetario hacia sistemas agrícolas y prácticas de gestión de la tierra sostenibles.
Graziano da Silva resaltó que el cambio climático y el aumento de la competencia entre los productos agrícolas alimentarios y no alimentarios -como la bioenergía- han hecho más complejos los problemas de la alimentación del futuro.
“Pero es importante no olvidar que los biocombustibles surgieron con fuerza como fuente de energía alternativa debido a la necesidad de mitigar los gases producidos por los combustibles fósiles y los de efecto invernadero, y esa necesidad no ha cambiado”, añadió.
En su discurso, publicado por las oficinas centrales de la FAO, Graziano da Silva abogó por un enfoque más pragmático a esta situación.
“Tenemos que pasar del debate de alimentos contra combustible a un debate sobre alimentos y combustible. No hay duda: los alimentos son lo primero”, aseguró.
Sin embargo, consideró que los biocombustibles no deben ser vistos solo como una amenaza o como una solución mágica, “al igual que sucede con otras cosas, pueden ser buenos o malos”, destacó.
Según el responsable de la FAO, la evidencia muestra que cuando se desarrollan con responsabilidad, los sistemas de producción sostenible de biocombustibles pueden proporcionar una fuente adicional de ingresos para los agricultores pobres.
Señaló que gracias a la experiencia adquirida en los últimos años y a las nuevas tecnologías de producción de biocombustibles, los países están hoy en mejor posición para evaluar las oportunidades y riesgos de esta producción y usarlos cuando es rentable social, ambiental y económicamente.
Señaló que con el fin de evitar conflictos con la producción de alimentos, las políticas sobre biocombustibles deben ser flexibles.
“Necesitan ajustarse de acuerdo con la realidad, el equilibrio de la producción en curso y las existencias de los diferentes productos utilizados”, comentó.
Llamó a que los sistemas alimentarios del mundo logren mucha mayor eficiencia en el uso de los recursos naturales, en especial agua, energía y tierras, incluyendo la reducción del desperdicio de alimentos.