El Secretario General de la OTAN Jens Stoltenberg reaccionó rápida y claramente en Twitter: “Escenas impactantes en Washington D.C. El resultado de esta elección democrática debe ser respetado”. Para Stoltenberg, por lo general, la crema de la prudencia diplomática, esta fue una declaración notablemente clara al mayor socio de la OTAN, una institución multilateral que durante los últimos cuatro años, se ha enfrentado a la permanente amenaza de que Trump rompa la alianza de defensa y Estados Unidos la abandone.
El secretario general de la OTAN siempre se sintió obligado a velar por el equilibrio, pero parece hasta su moderación diplomática ha llegado al límite.
A Johnson no le sirvió la simpatía por Trump
El primer ministro británico, Boris Johnson, se consideró durante mucho tiempo una especie de estudiante y un aliado cercano de Donald Trump. Sobre todo, buscó su apoyo para el “brexit”, esperaba un acuerdo comercial especial con EE. UU. y, después de asumir el cargo, buscó de manera demostrativa la proximidad con Trump. Al final, la simpatía mutua no le trajo a Londres ningún beneficio político. Ahora, Johnson condena “las repugnantes escenas” en el Congreso y advierte “Estados Unidos defiende la democracia en todo el mundo y ahora es fundamental que haya una transferencia de poder pacífica y ordenada”.
Irlanda: “Ataque deliberado a la democracia”
Para el Primer Ministro irlandés, Micheál Martin, los acontecimientos en Washington son una especie de ruptura histórica con la profunda conexión que los ciudadanos irlandeses tienen con Estados Unidos. “Sé que muchos, como yo, están viendo las escenas en Washington con preocupación y consternación”. Y su ministro de relaciones exteriores, Simon Coveney, ve claramente a Donald Trump como el responsable: Fue un “ataque deliberado a la democracia por un presidente en ejercicio y sus partidarios que quieren anular una elección justa y libre”.
La primera ministra escocesa Nicola Sturgeon fue igualmente inequívoca en su respuesta, diciendo: “Las escenas del Capitolio son absolutamente espantosas”. Declaró su solidaridad con las fuerzas democráticas de los EE.UU., y añadió: “Quienes han incitado este ataque a la democracia deben avergonzarse”.
Finlandia: “Hay que defender la democracia con firmeza”
“Confío en la fuerza de la democracia estadounidense. El nuevo presidente Jo Biden superará este período de tensión y unirá a la gente”, espera, por su parte, el presidente del gobierno socialista español Pedro Sánchez.
Su contraparte en Suecia se posiciona de manera inequívoca y responsabiliza al presidente de EE.UU.: “Trump y muchos miembros (republicanos) del Congreso tienen una inmensa responsabilidad de lo que está sucediendo”. Y de Finlandia llegó la advertencia: “Esto demuestra lo importante que es defender la democracia con firmeza y fuerza”, escribió el Primer Ministro Sanna Marin.
E incluso desde el espectro populista de derecha viene un rechazo de lo que pasó en el Capitolio: “La violencia no es la solución”, escribió el líder de la Lega italiana Matteo Salvini. Y el canciller austriaco Sebastián Kurz, que dirigió una coalición de gobierno con populistas de derecha, declaró: “Este es un ataque inaceptable a la democracia”.
Alemania recuerda: los discursos incendiarios se convierten en violencia
En Berlín, el Ministro de Relaciones Exteriores Heiko Maas recordó casos comparables en la historia alemana: “Las palabras incendiarias se convierten en hechos violentos; tanto en los escalones del Reichstag en Berlín como ahora en el Capitolio en Washington. El desprecio por las instituciones democráticas tiene efectos devastadores”.
La canciller alemana, Angela Merkel, había mostrado su escepticismo hacia Donald Trump desde el principio. Tanto que, en el verano pasado, se negó a viajar a Florida a una reunión del G7. La epidemia le sirvió de excusa, pero su cancelación fue vista como un repudio a Trump y sus políticas.
El presidente francés, Emmanuel Macron, intentó llevarse bien con el presidente de Estados Unidos a su manera.
Macron: intento fallido de relación cuerda con Trump
Charles Michel, presidente del Consejo Europeo de Bruselas, resume: “El Congreso de EE.UU. es un templo de la democracia. Ver las escenas en Washington es un shock”. Algunos líderes europeos, como el presidente francés Emmanel Macron, se habían esforzado más que otros en establecer una relación de trabajo con Donald Trump. Falló en ese esfuerzo.
Solo algunos gobiernos de Europa del Este con tendencias populistas de derecha cultivaron una relación especial con el presidente de Estados Unidos. Trump apoyó a Polonia y Hungría más que a otros, y ambos países parecieron lamentar su derrota electoral.
Alivio por la salida de Trump
En el resto de Europa, hubo una sensación de alivio tras la victoria electoral del demócrata Jo Biden. Se esperaba que las controvertidas decisiones de Donald Trump, como la retirada del acuerdo de protección del clima y su política con respecto al Irán, fueran revocadas. No obstante, ya en noviembre, es decir, después de la elección de Biden, el presidente francés Macron había abogado por una mayor “autonomía estratégica” para Europa y describió como imperativa una “Europa fuerte y política”. ¿Tendrán eco ahora las visiones del presidente francés entre sus homólogos europeos tras el caos de Washington?
En Europa, las advertencias son inequívocas de que las instituciones democráticas pueden ser afectadas por leyendas de conspiración y la demagogia. Cuáles serán las consecuencias que sacará Europa de esto quedará claro en los debates de los próximos meses.
(dw.com)