Nueva York.- Los gobiernos en el mundo cometen un “error garrafal” al ignorar la protección de los derechos humanos cuando enfrentan situaciones de crisis o desafíos graves en materia de seguridad, apuntó hoy Human Rights Watch (HRW) en su informe anual.
En su reporte sobre derechos humanos en el mundo, el organismo destacó que la decisión de muchos gobiernos de violar garantías individuales para enfrentar una amenaza, tal como ha pasado en este último año, tiene un efecto contraproducente y retrasa la superación de las crisis.
“Las violaciones de derechos humanos fueron determinantes para propiciar o agudizar muchas de las crisis de hoy. Proteger los derechos humanos y asegurar la rendición de cuentas democrática son condiciones clave para superar estos contextos de crisis”, aseguró el director de HRW, Keneth Roth.
En una introducción al informe, que contiene capítulos sobre los 90 países en que HRW tiene oficinas, Roth consideró que algunos gobiernos erran al considerar que los derechos humanos son un lujo asequible sólo en épocas de pocos conflictos y no como un parámetro permanente de acción.
“En lugar de considerar a los derechos humanos como restricciones irritantes, sería más positivo que los responsables de políticas en todo el mundo reconozcan su valor como parámetros morales para salir de situaciones de crisis y caos”, asentó el directivo.
Roth mencionó varios de los desafíos que en este sentido enfrentaron los derechos humanos en este año que finalizó, comenzando por la aparición del grupo extremista Estado Islámico (EI), fortalecido por políticas sectarias y abusivas de los gobiernos de Irak y Siria, entre otros factores.
Destacó que las autoridades en Irak dependen de milicias chiitas, que comenten matanzas y limpiezas étnicas impunemente contra civiles suníes, además de que las fuerzas gubernamentales también atacan a civiles y zonas pobladas.
“Reformar un poder judicial sumido en la corrupción y el abuso, y poner fin al régimen sectario para que los suníes sientan que hay lugar para ellos en Irak, será al menos tan importante como las acciones militares para detener las atrocidades de EI”, dijo Roth.
Mientras tanto, pese a que en Siria las fuerzas del presidente Bashar Al-Assad han atacado a civiles de manera deliberada y con saña, el Consejo de Seguridad de la ONU se ha mantenido al margen, debido al veto de Rusia y China a esfuerzos enfocados a detener esta matanza.
Apuntó que también se observa una dinámica similar en Nigeria, donde los problemas de derechos humanos son un eje central del conflicto entre las fuerzas del gobierno y las milicias islamistas de Boko Haram, que llevan a cabo ataques contra civiles y autoridades.
Criticó que el ejército de Nigeria a menudo ha respondido de manera abusiva, y ha efectuado redadas contra cientos de hombres y niños que supuestamente apoyan a Boko Haram, quienes han sido detenidos, abusados e incluso asesinados.
Esta tendencia a ignorar los derechos humanos ante adversidades en materia de seguridad fue un problema que también imperó el año pasado en Estados Unidos, tal como reveló el informe sobre torturas dado a conocer en diciembre pasado.
“Si bien el presidente Barack Obama ha repudiado las torturas practicadas por fuerzas a su mando, se ha negado a investigar, y mucho menos a juzgar, a quienes ordenaron las torturas que se describen en el informe del Senado”, fustigó Roth.
La renuencia a juzgar a culpables aumenta por ello la probabilidad de que futuros presidentes consideren que la tortura es una opción política, en vez de un delito.
Son demasiados los países, como Kenia, Egipto y China, donde gobiernos y fuerzas de seguridad han respondido a amenazas de terrorismo concretas o aparentes empleando políticas abusivas que finalmente provocan que se desaten crisis, manifestó HRW.
“Responder a problemas de seguridad exige no solo contener a ciertos individuos peligrosos, sino además reconstruir la estructura moral que sustenta el ordenamiento social y político”, enfatizó HRW.