Brasilia.- El gobierno de Brasil presidido por Dilma Rousseff aún vivía en febrero de 2012 un buen momento económico –a un año de concluir la gestión de Luiz Inácio Lula da Silva-, cuando apareció al frente de Petrobras alguien cuyo nombre de soltera en español es María de las Gracias Silva.
Añadido el apellido de su segundo marido -un inglés experto en telecomunicaciones-, Gracia Foster, quien renunció con todo su cuerpo directivo a la presidencia de la empresa petrolera estatal brasileña el pasado 3 de febrero, fue nombrada la presidenta número 34 en su historia.
La prensa estadunidense la había llamado “Self made woman” (“Mujer hecha a sí misma”), respetadísima por sus compatriotas por haber surgido de la pobreza de una favela carioca, de una ciudad perdida de Río de Janeiro de marginados y delincuentes.
Cuando tenía ocho años de edad, Gracia Foster empezó a trabajar con su madre, doña Tereza, como recogedora de cartón y periódico de deshecho, superándose en los planos académico y profesional en un país que tradicionalmente discrimina y humilla a las mujeres.
Ascendió peldaños como estudiante, empleada y funcionaria, hasta convertirse en la primera mujer en dirigir la mayor compañía petrolera de América Latina, por encima de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) de Argentina y Petróleos Mexicanos (Pemex).
Es de destacar que Dilma Rousseff -que debió aceptar la renuncia de Foster por una situación que resultaba “insostenible”- la invitó a trabajar con ella en 1998, cuando la hoy mandataria se desempeñaba como secretaría de Energía del gobierno del estado de Río Grande do Sul.
Sustituyó a Sergio Gabrielli, conocido por encabezar la operación que condujo a Petrobras a recaudar 70 mil millones de dólares en la mayor oferta de acciones realizada en 2010.
Gabrielli –antiguo colaborador de Luiz Inácio da Silva- llegó al cargo más alto de Petrobras para ser en su presidente número 33 y, aunque fue nombrado ejecutivo petrolero de año en 2011 por la revista Forbes, no guardaba una buena relación con Dilma Rousseff, ministra de Minas y Energía en uno de los gobiernos de Lula.
El exmandatario de Brasil dijo alguna vez: “Si Petrobras fuera mujer, el deseo de todas las madres sería que sus hijos se casaran con ella”; pero a principios de 2015, debido al esquema de corrupción, la empresa informó que el valor de sus activos descendería en 22 mil 700 millones de dólares.
A Gabrielli –nombrado por Lula da Silva presidente de la entidad petrolera en 2005- se le atribuye haber logrado buenos índices de rentabilidad y comercialización; pero ambos factores decayeron paulatinamente debido a diversos factores.
A estas alturas, en 2015 –no obstante que la actual crisis se manifestó el año anterior- el “Brazil Moment” se acabó, y la caída en los valores de Petrobras, como parte de la revisión de contratos y obras, se relaciona con la investigación de la corrupción que investiga el juez Sergio Moro.
Ésta no se detuvo ni porque, el 13 de febrero de 2012, Dilma Rousseff designó para la presidencia en Petrobras –la mayor empresa de su tipo en el subcontinente- a alguien de toda su confianza para recuperarla y sacarla adelante.
De acuerdo con el diario Folha de Sao Paulo, Gracia Foster siempre tuvo el respaldo de la presidenta, al otorgar el nombramiento a una amiga personal de muchos años, si se recuerda que trabajó para Dilma en el Ministerio de Minas y Energía de 2003 a 2006.
Gracia Foster se trazó como objetivo en 2012 acelerar el ritmo de producción de la empresa en un 54 por ciento, con un presupuesto de inversión de 225 mil millones hasta 2015.
A pesar del anuncio de la salida de Gracia Foster y de toda la dirigencia de Petrobras, el tiempo transcurre y los brasileños se muestran impacientes de ver detenidos a más funcionarios, dirigentes políticos y empresarios involucrados en el escándalo conocido como el “petrolao”.
Antes de viajar a la capital para presentar su renuncia a Dilma Rousseff, Foster había dado marcha atrás al anuncio de nuevas inversiones, al informar que el “el aumento de éstas no es el plan”, no obstante que la empresa llegó a tener un presupuesto mayor al de la NASA, que puso a tres astronautas estadunidenses en la Luna el 20 de julio de 1969.
Hasta 2011, al inicio del primer gobierno de Dilma Rousseff, los expertos financieros concordaban en que Brasil poseía una gran empresa nacional con posibilidades de convertirse en la petrolera más grande del mundo.
Sin embargo, la gestión de Rousseff ha sido gravemente golpeada al inicio de su segundo mandato por el escándalo de compañía Petrobras, obligándola a diferir el pronóstico a futuro de hacer de su país el tercer mayor productor de crudo en el mundo, después de Arabia Saudita y Rusia, que seguirán ocupando los dos primeros sitios, cuando menos hasta 2025.