Buenos Aires.- El clima electoral se intensificó en Argentina a siete meses de los comicios generales en los que más de 30 millones de personas están convocadas a elegir al sucesor de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Las más recientes encuestas publicadas revelaron que la batalla electoral se está centrando entre el jefe de gobierno de la capital, Mauricio Macri, y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli.
Macri recibió un impulso de votos gracias al acuerdo alcanzado con la Unión Cívica Radical (UCR), el partido que históricamente ha sido opositor del peronismo.
La UCR fue vapuleada con críticas después de que aceptó participar en elecciones internas con el partido Pro de Macri, quien representa a la derecha más asumida en el país sudamericano, ya que otros candidatos se resisten a identificarse con alguna ideología.
Scioli, en tanto, se va posicionando como uno de los aspirantes más fuertes a ser respaldados por la presidenta, quien sigue sin definir quién será finalmente su candidato.
Hasta ahora, los sondeos anticipan una pelea cerrada entre Macri y Scioli en las elecciones previstas para el 25 de octubre, ya que ambos tienen intenciones de voto que van del 27 al 31 por ciento.
Sin embargo, este caudal de sufragios es insuficiente para ganar, ya que la legislación electoral argentina establece que se necesita un 45 por ciento más uno de los votos.
Por eso, todas las encuestas vaticinan una segunda vuelta que está prevista para realizarse el 15 de noviembre, y en la que ya sólo participarán los dos candidatos que obtengan más votos el 25 de octubre.
El gran damnificado de las últimas semanas es Sergio Massa, el ex jefe de Gabinete de Fernández de Kirchner que se transformó en líder opositor y que ha visto mermar sus simpatías electorales hasta quedar relegado a un tercer lugar, por detrás de Scioli y Macri.
De cualquier manera, todavía nada puede darse por seguro, ya que, por ejemplo, Scioli aún debe enfrentar la competencia interna para definir la candidatura oficialista en una carrera en la que uno de sus principales contrincantes es el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo.
El problema para Scioli es que la decisión de la presidenta será crucial para inclinar la balanza en favor de uno u otro candidato, y dentro del gobernante Frente para la Victoria, hay sectores que no lo quieren porque considera que no representa al kirchnerismo.
Pero el calendario está obligando a los dirigentes a asumir posiciones, ya que faltan menos de cinco meses para las elecciones Primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) que se realizarán el 9 de agosto.
Ese día, todos los partidos y alianzas definirán a sus candidatos, en una jornada que marcará un termómetro certero para los comicios generales de octubre, y ahora sí, se sabrá gracias al voto popular quiénes son los aspirantes con posibilidades reales de convertirse en presidente.