Este lunes inició el desfile de testigos en el juicio de Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad Pública, quien al llegar a la sala del tribunal lanzó un beso a su esposa e hija en la sala del tribunal, sin voltear a ver al primer declarante, Sergio Villagrán, El Grande.
El Grande prácticamente aclaró cómo, presuntamente, cada uno de los comandantes bajo el mando del acusado, tenían relación con una facción de la organización criminal sinaloense.
El testigo habló de una casa cerca del Centro Comercial Perisur, al sur de la Ciudad de México, que era una casa de seguridad que pertenecía a Arturo Beltrán Leyva en la cual llegaba Genaro García Luna, con Luis Cárdenas Palomino y el comandante Domingo en la que presumiblemente se solían repartir los 1.5 millones de dólares que era la cuota mensual que el cártel entregaba a estos mandos de la AFI.
García Luna observaba sin mostrar mucha reacción mientras se pronunciaban los alegatos iniciales. Su caso abarca la política mexicana, el extenso y violento narcotráfico, la incómoda conexión entre ambas esferas, y la relación entre Estados Unidos y México en el combate a las drogas y la corrupción.
Con información de AFP, Ángel Hernández y Juan Alberto Vázquez.
(milenio.com)