Como están las cosas, el actual Instituto Nacional Electoral (INE) parece que no llegará a organizar las elecciones presidenciales de 2018.
Luego del bombardeo sobre su presidente, Lorenzo Córdova y de los cuestionamientos de siete de los diez partidos políticos que participaron en la elección, se pensaba que lo peor para el INE había pasado.
Pero ayer el consejero José Roberto Ruiz Saldaña destapó un asunto que desde mese atrás se manejaba en columnas políticas y en los pasillos del Instituto pero que no se había hecho público y menos en una reunión del Consejo General.
Ruiz Saldaña acusó al consejero Marco Antonio Baños de controlar la vida interna del Instituto y de ejercer facultades metalegales, es decir, fuera de la ley.
Y aunque Ruiz no lo dijo, sus afirmaciones dejaron entrever que las decisiones que han tomado Baños perjudican al INE y benefician a un grupo.
Dicen que “la ropa sucia se lava en casa”, pero la credibilidad el INE está tan percudida, que el exabrupto de Ruiz Saldaña podría ser un poco de jabón para transparentar la operación del organismo.
Y es que Ruiz reventó porque no lo dejaron formar parte de la Comisión de Vinculación con los Organismos Públicos Locales Electorales (Oples), pese a que había un acuerdo por el que los lugares en esta comisión se rotarían.
Los partidos de oposición se sumaron de lado de Ruiz, por supuesto, porque a Baños se le relaciona como “el hombre” de Manlio Fabio Beltrones dentro del INE.
Beltrones, ciertamente, respaldó la llegada y permanencia de Baños al Instituto, como han hecho el resto de los partidos con cada uno de los consejeros electorales.
Si hay una carga partidista al interior del INE, esta es responsabilidad de todos los partidos políticos que “adecuaron” la ley electoral para que siguiera habiendo el reparto de cuotas.
Pero lo de Ruiz Saldaña no es algo que deba echarse al olvido; seguramente habrá más reclamos de otros consejeros, porque el protagonismo en el Instituto es también una plaga que está debilitando su estructura.
¿Llegan los actuales consejeros al 2018?
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El todavía presidente del Senado, el perredista Miguel Barbosa, anunció que una Comisión de la Comisión Permanente, citará a los gobernadores de Oaxaca, Michoacán, Guerrero y Chiapas, además del Secretario de Educación, Emilio Chuayffet, para que expliquen qué ha pasado con la reforma educativa.
Y si bien es cierto que todos los mexicanos queremos saber por qué diablos se le sigue pagando a la sección 22 de la CNTE, con ramificaciones en los cuatro estados, cuando la mitad del calendario escolar se la pasan en la industria de la marcha y protesta, jurídicamente el Congreso, en este caso la Comisión Permanente, no tiene facultades para hacer comparecer a gobernadores.
El propio Barbosa lo reconoció, sin embargo, aseguró que “el peso político de la Comisión Permanente”, haría casi imposible que los gobernadores se resistieran al llamado.
Ya se verá, pero resulta una auténtica bola de humo el llamado a la comparecencia cuando se sabe de antemano que legalmente los gobernadores pueden mandar al Timbuctú a la Permanente, con todo y su “peso político”.
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El jefe de gobierno del DF, Miguel Mancera, cambió a su vocero esperando recomponer sus relaciones con los medios de comunicación pero sobre todo tratando de mejorar su imagen luego del descalabró perredista en las elecciones pasadas.
Ah, perdón, que él no es perredista, ya lo dijo. Pero también dijo que quiere ser Presidente de la República. ¿Se lanzará como independiente o por algún partido de la chiquillada?
Nomás es pregunta.