Más allá del resultado de las elecciones, entre el gabinete y la comentocracia mexicana el misterio sin resolver es qué pasará con el sonorense Manlio Fabio Beltrones, actual coordinador de los diputados del PRI, después del 30 de agosto próximo.
En esa fecha Beltrones dejará de ser diputado y hasta el momento no se conoce cuál será su futuro laboral.
El ex gobernador de Sonora ha dicho públicamente que su interés es ser el presidente del PRI; contrario a lo que algunos comentaristas aseguran, a Beltrones no le interesa ser Secretario de Gobernación.
Hace unas semanas, en una plática con sus colaboradores cercanos, el legislador explicó que no le interesa llegar a Bucareli “por que no quiero ser policía’’.
Y es que, como se recordará, desde la llegada a la presidencia de Enrique Peña Nieto, la coordinación de los cuerpos federales de seguridad, incluido el Centro de Información y Seguridad Nacional (CISEN), fueron devueltos a la Secretaría de Gobernación; Vicente Fox le había quitado esas atribuciones.
Aparentemente la “súper Secretaría de Gobernación’’ sería el premio anhelado de cualquier político.
Pero Beltrones no es cualquier político. Hasta sus enemigos le reconocen habilidades que hoy se extrañan en el ámbito nacional.
Desde el PRI, el sonorense tendría no solo la oportunidad sino la responsabilidad de ir tejiendo fino con la oposición y con el priismo de la base piramidal.
De construir “gobernanza’’ en lugar de estar supervisando operativos.
Pero sus malquerientes en el gobierno federal –que no son pocos-, aseguran que dejarle el PRI es tanto como dejarle, con dos años de anticipación, la elección presidencial del 2018.
Puede ser.
Pero no lo dejarán pasar; al menos no tan fácil.
Y para ello le están poniendo las calabazas a peso.
Beltrones pujó, negoció, la candidatura de Claudia Pavlovich a la gubernatura de Sonora y le fue concedida, incluso por sobre las encuestas que colocaban a Ernesto Gándara como el candidato natural.
La eventual derrota de Pavlovich le será abonada en consecuencia a Beltrones. Y sería uno de los argumentos en contra para evitar “invitarlo’’ a dirigir al PRI.
Dicen que a los amigos hay que tenerlos cerca, pero más a los enemigos.
¿Sus malquerientes en el gobierno y en el mismo PRI lo habrán entendido?
*
La economía no avanza, la política –y los políticos- están en su peor momento y para amolarla de acabar hasta se nos cae un satélite que iba –iba- a servir para llevar voz, datos e imagen a los pueblos más pobres de México.
Nueve minutos duró la ilusión hasta que el cohete que llevaría al infinito y más allá nuestro flamante satélite Centenario explotó como cuete de feria de pueblo.
Lo bueno dentro de todo este desastre es que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) había contratado un seguro que cubría la construcción y transportación del satélite, por algo así como 390 millones de dólares.
O sea que la lana no se perdió; nomás que las poblaciones con rezagos en telecomunicaciones tendrá que esperar por lo menos –por lo menos, ojo-, tres años antes de que se intente un nuevo lanzamiento.
A lo mejor para esas fechas ya ni lo necesitan.
*
Apolinar Mena Vargas renunció ayer a la Secretaría de Comunicaciones del gobierno de estado de México, luego de que hicieran públicas unas grabaciones en las que se evidenciaba un trato preferente de la empresa OHL, la constructora favorita de gobierno estatal y del DF.
Según el gobernador del estado, Mena Vargas además fue multado por 189,000 pesos debido a que la investigación que se realiza se determinó que el ahora ex funcionario no observó “diversos principios establecidos en la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos del Estado de México”.
No dijo cuáles, evidentemente, pero el asunto huele, solo huele, como a que Mena Vargas solo fue el chivo expiatorio.
O qué? ¿Se manejaba “por la libre’’?
Es pregunta.