De los casi 250 000 nuevos casos de infarto del miocardio, que ocurren cada año en nuestro país, el principal responsable sigue siendo el colesterol.
Efectivamente, el 95% de todos esos infartos, son ocasionados por una lesión obstructiva en una arteria del corazón, la cual es provocada por ateroesclerosis. Este tipo de lesión está formada por una placa de colesterol y una reacción inflamatoria y de cicatrización que el organismo desarrolla en un intento defensivo.
De hecho la enfermedad ateroesclerosa no es exclusiva de las coronarias del corazón, pues estas lesiones se desarrollan en todos los vasos sanguíneos, tanto arterias como venas, pero es más fuerte la lesión en corazón, cerebro y riñones.
El 5% restante de personas con infarto del miocardio que no fue provocado por ateroesclerosis, tienen otras causas de su infarto.
Entre éstas, están los traumatismos del pecho, la coagulación muy acelerada, defectos congénitos de las coronarias, inflamación de las arterias (enfermedad conocida como arteritis) y la más frecuente, generalmente llamada Síndrome X, aunque recibe varios nombres.
Esta enfermedad es conocida desde 1973 y fue descrita en Estados Unidos por el Dr. Harvey Kemp. Yo me interesé por este padecimiento desde que inicié mi residencia de especialidad en el Centro Médico en los años setentas y he hecho varias publicaciones científicas y capítulos de libro sobre el tema, pues aunque sabemos mucho del problema, aún desconocemos muchos detalles, lo que la hace apasionante.
Lo principal, es que el Síndrome X o angina de pecho microvascular, provoca los mismos problemas que son ocasionados por las obstrucciones ateroesclerosas de las coronarias, por lo que son indistinguibles en cuanto a los síntomas, además de que los estudios de laboratorio y los electrocardiogramas son iguales.
Por lo tanto, la única manera de identificar el Síndrome X es a través del cateterismo cardíaco, que muestra la ausencia de placas obstructivas y pone en evidencia el dato específico de esta enfermedad: el flujo sanguíneo en las coronarias es extraordinariamente lento.
Hace un par de días recibí un paciente con este problema, el cual estaba terriblemente desconcertado, pues el médico institucional que le practicó el cateterismo le dijo textualmente: “no se preocupe, su corazón no tiene nada”.
Esto era inadmisible para el paciente, pues había tenido dolor en el pecho en varias ocasiones, con todas las características de la angina de pecho y poco antes se había desmayado después de subir una escalera del Metro. Puesto que estaba muy sintomático y ya había tenido un síncope, me consultó. Su electrocardiograma era completamente anormal; puesto que tenía dos bloqueos eléctricos en el corazón y dado que recientemente se había desmayado, la mejor decisión era evidenciar si tenía mala circulación del corazón mediante un estudio de ultrasonido, conocido como ecocardiograma con dobutamina.
Al efectuarle este estudio, desarrolló una taquicardia ventricular, que es un paso previo al paro cardíaco y dado que es diabético, todo hacía suponer que tenía una o más arterias tapadas por ateroesclerosis, por lo que le indiqué cateterismo cardíaco.
Todo esto hizo que su sorpresa fuera mayúscula, principalmente cuando le dijeron que no tenía nada, pero luego dió paso al enojo, cuando en el propio resultado que le entregaron por escrito, claramente decía que en sus coronarias “había flujo lento en todas sus arterias”. Efectivamente, el comentario de quien le realizó el cateterismo fue totalmente inapropiado, pues lo calificaba como sano, cuando había estado al borde del paro cardíaco y ya había tenido un síncope.
Parece increíble, pero múltiples ocasiones me he enfrentado a esta situación, en la que cardiólogos no conocen el Síndrome X.
La enfermedad es de causa desconocida, pero en general se acepta que es debida a disfunción endotelial, que es lo que provoca el flujo coronario tan lento. El problema es debido a que la función del endotelio se halla completamente alterada y esta capa interior de los vasos sanguíneos y del corazón, deja de cumplir con un adecuado balance de los miles de sustancias que produce todo el tiempo. En el Síndrome X, el forro interno de las arteriolas no trabaja bien.
Este forro, el endotelio, es una capa unicelular de células planas (como “huevos estrellados”) que cumple con múltiples funciones, mediante la producción de sustancias regulan la apertura y el cierre de los vasos sanguíneos. Como disfunciona, las arteriolas permanecen casi cerradas y se puede llegar al infarto y a la muerte.
Para que entiendan mejor el problema, les menciono que una arteriola cabe diez veces en un milímetro, por ello a esta enfermedad se le llama angina de pecho microvascular, para evidenciar que son los microvasos, los que miden menos de cien micras y conocidos como arteriolas, los responsables de la enfermedad.
Afortunadamente, el pronóstico de vida de estos pacientes es muy bueno con los medicamentos disponibles en México, además de que la mayoría evoluciona sin nuevos síntomas y hacen una vida normal.
Así pues, a pesar de que es una enfermedad menos frecuente que el infarto por grasa en las coronarias, nada justifica que haya cardiólogos que no conozcan el problema y mucho menos que no le hagan un manejo profesional a los pacientes que tienen Síndrome X, pues la enfermedad también provoca infartos, síncopes, angina de pecho, arritmias y hasta la muerte de los pacientes que tienen la desgracia de padecerla.
Hasta la próxima.