De todo el quehacer que los médicos realizamos, la parte más difícil, es la prevención de eventos futuros y establecer un pronóstico preciso para cada uno de nuestros pacientes.
Debido a que una enfermedad cardiovascular frecuentemente es mortal y a los pacientes que sobreviven, los puede dejar con limitaciones físicas muy importantes, los médicos hemos hecho esfuerzos constantes para establecer medidas de prevención en pacientes en riesgo.
Asimismo, durante un evento agudo, los pacientes hacen una pregunta muy difícil de contestar: Doctor, ¿voy a tener limitaciones en mi vida futura?.
Nos piden establecer un pronóstico de vida y eso implica muchos factores que no pueden ser totalmente controlados. Por eso digo en el título de la columna de hoy que los médicos hacemos muchos esfuerzos por predecir el futuro de nuestros pacientes.
Al inicio de la década de los cincuentas, se iniciaron varios estudios epidemiológicos en todo el mundo para estudiar de la mejor manera posible, la evolución de miles de personas, estudiar sus enfermedades, los factores que las favorecían y los modos en los que se les podía ayudar para que no enfermaran.
Así, surgieron estudios en la Ciudad de México y Monterrey, en varias ciudades de los Estados Unidos y Europa.
De estos estudios surgieron diversas tablas de riesgo cardiovascular, que nos permiten calcular la probabilidad de que una persona tenga un evento de enfermedad cardiovascular como un infarto del miocardio, una embolia cerebral o una falla de la función de los riñones.
La más famosa de estas tablas son las derivadas de Framingham, una comunidad de Massachusetts en los Estados Unidos que establece un porcentaje de riesgo a diez años para padecer este problema.
Sin embargo, a los pacientes se les dificulta mucho entender los conceptos de riesgo cardiovascular total y de riesgo relativo, por lo que se han hecho nuevos intentos de predecir el futuro.
En el año 2008 surgió el concepto de Edad Vascular, que se basaron en las tablas originales de Framingham y en otras que son de principios de este milenio, desarrolladas en Europa y conocidas como las SCORE.
Ya en 1993 en el Centro Médico Nacional habíamos hecho intentos por establecer una edad vascular para predecir el futuro en la salud de nuestros pacientes. Efectivamente al realizarles un ultrasonido de las arterias del cuello, llamadas carótidas, podemos observar como la parte interna, conocida como íntima, empieza a engrosarse y eso establece un riesgo a futuro para desarrollar una enfermedad cardiovascular.
En estas nuevas tablas de Edad Vascular, se le da un puntaje a la edad real de la persona y se le añaden puntos por cada factor de riesgo que esa persona padezca.
Así, a las mujeres se les dan 3 puntos más si fuma, otros más si tiene colesterol alto o la presión elevada y al sumar el total, se puede definir que una persona tiene un riesgo específico que puede no ser muy alto, pero se le define una edad vascular posiblemente mayor a su edad real.
Por ejemplo un varón de 50 años, fumador, diabético, con colesterol mayor a 240 mg y con la presión descontrolada, junta más de 21 puntos, aunque por edad sólo tiene 8 puntos y entonces su riesgo se va a 30% pues su edad vascular es de ¡ochenta años!.
Creo que estos conceptos son más claros para cada persona, pero aún así, sigue siendo difícil que cambien su estilo de vida, por lo que una vez más opino que la parte más difícil del quehacer médico, es establecer un pronóstico para cada uno de nuestros pacientes.
Este concepto es particularmente aplicable a la gente joven. Resulta que la mitad de los mexicanos entre 30 y 50 años de edad tienen el colesterol alto en la sangre, el 75% tienen sobrepeso u obesidad, el 25% son fumadores, el 40% ya está en prediabetes y el 33% tienen la presión alta.
Todas estas cifras son reales, no son calculadas, pues derivan de la información epidemiológica que nos brindó este año la Encuesta Nacional de Salud desarrollada en el 2012.
En principio estas personas tienen un riesgo cardiovascular total aparentemente bajo, puesto que estos factores habrán de provocarles placas de ateroesclerosis en las arterias, pero como todavía no tienen obstrucciones, su riesgo absoluto actual es bajo.
Pero al hacer el cálculo de su Edad Vascular de acuerdo al puntaje que obtienen en estas tablas, entienden mejor que aunque tengan 35 años, sus arterias ya tienen 68 y están en un riesgo mayor de lo que creían.
La sabiduría popular es inmensa. Y es sabido que nadie escarmienta en cabeza ajena, pero esperamos que al informar a nuestros pacientes sobre su edad vascular, los estimulemos a realizar cambios en su estilo de vida, para evitar una enfermedad cardiovascular en el futuro.
No podemos predecir el futuro de nuestros pacientes, pero al informarlos de su situación que incluye la Edad Vascular, esperamos poder modificarlo.
Hasta la próxima.