La dislipidemia es un problema muy grave de salud en México. El concepto se refiere a la elevación del colesterol por arriba del nivel normal que es de 200 mg por cada 100 ml de sangre en el cuerpo de una persona, así como más de 150 mg de triglicéridos. El nombre deriva de dis “diferente a” lipos “grasa” y hemos “sangre”, así que literalmente es una enfermedad donde se tienen diferentes niveles de grasa en la sangre.
El problema es muy serio pues de acuerdo con la última ENSA (Encuesta Nacional de Salud) un 14% de los mexicanos menores de 30 años tienen dislipidemia y hasta el 49 % de los mayores de esa edad. Así pues, el mensaje de la columna de hoy podría beneficiar hasta la mitad de los mexicanos adultos. Es crucial considerar estos datos, pues es la base del grave problema que representa el infarto del miocardio como primera causa de muerte en nuestro país en ambos sexos, con unos 250 000 fallecimientos por año y un número equivalente de personas que se infartan pero logran salvar su vida.
El 95% de estos pacientes se infartan debido a la ateroesclerosis coronaria, cuya causa fundamental es la dislipidemia, junto con otros tres factores mayores: la diabetes mellitus, el tabaquismo y la hipertensión arterial.
En relación a los medicamentos para disminuir las grasas en la sangre, los principales consejos se los he dado en una columna reciente. Son los fibratos y las estatinas los medicamentos más empleados para el manejo de la dislipidemia y por fortuna son seguros, no dañan ni el hígado ni los riñones, según se desprende de una publicación internacional reciente con casi cien mil pacientes involucrados en un seguimiento a doce años.
Por supuesto la alimentación es crucial en los pacientes con dislipidemia, pues la inmensa mayoría tienen el padecimiento por una base genética y por la dieta que acostumbran consumir. En relación a la alimentación un primer consejo práctico es el uso de fitoesteroles. Éstos son un conjunto de grasas de origen vegetal, que disminuyen la absorción del colesterol hasta en un 80% y parcialmente disminuyen la absorción de los triglicéridos y en consecuencia su formación en el cuerpo. Por eso, he asegurado que estamos ante una tremenda paradoja, pues podemos consumir una grasa, que nos disminuye la grasa en la sangre.
Los fitoesteroles son una sesenta moléculas diferentes que vienen en las hojas, las raíces, las flores y los frutos de todas las plantas y las comestibles que además sean de colores son todavía mejores, pues poseen betacarotenos que son poderosos antioxidantes. El concepto de oxidación en Medicina es muy importante que lo comprendan y se refiere a un deterioro de la función y después incluso de la estructura de nuestras células, debido a reacciones químicas que producen sustancias nocivas, llamadas radicales libres, lo que ocurre todo el tiempo en el proceso de respiración celular para formar energía y poder vivir. Así pues los antioxidantes retardan la producción de estas sustancias nocivas e incluso pueden evitarla.
La vitamina C, los polifenoles como el resveratrol y los taninos del vino, los betacarotenos como son todas las frutas y vegetales de colores, la vitamina E y otros tocoferoles, el café y el té naturales, son algunos ejemplos de antioxidantes útiles para prevenir la ateroesclerosis. Por eso los pacientes con dislipidemia deben aumentar el consumo de frutas, verduras, ensaladas, semillas oleaginosas y vino de mesa para prevenir un infarto, aunque tengan el colesterol y los triglicéridos altos.
El consumo de omegas 3 y 6 resulta crucial en esta enfermedad, pues la dislipidemia mejora ostensiblemente con una ingestión elevada de omegas. Por eso se indica comer pescado dos o tres veces a la semana y consumir aceites de canola para guisar los alimentos y de oliva, crudo en este caso, adicionado a las ensaladas y otros alimentos. Está demostrado que los ajustes a la alimentación que acabo de reseñarles, pueden disminuir hasta un 30% el riesgo de padecer un infarto del miocardio.
El cambio del estilo de vida no sólo debe incluir las modificaciones a la dieta, sino que implica disminuir el consumo de etanol a no más de 60 ml por día, lo cual son dos copas de licor o cuatro de vino de mesa de acuerdo a su contenido en grados de alcohol. Se debe abandonar el sedentarismo, de tal manera que un ejercicio aeróbico sencillo como la caminata, trote, bicicleta fija y otros varios, por unos 20 a 30 minutos al día por 4 veces a la semana, se relacionan con una disminución de hasta el 30% de los niveles de grasas en la sangre. Que abandonemos el sedentarismo y tomemos estos consejos sobre la alimentación, nos permitirá mantener un peso corporal adecuado, con lo que no desataremos las 22 o más enfermedades que se asocian a la obesidad.
Una mención aparte para el tabaquismo, pues el 26% de todos los mexicanos fuman, sobre todo las mujeres que lo hacen con un 38%, por lo que ahora vemos al infarto como la principal causa de muerte en mujeres de 45 años y más. Si una persona que ha sobrevivido a un infarto, sigue fumando, su probabilidad de morir en un año, es cinco veces superior que si abandona esta toxicomanía que es una verdadera enfermedad. Por cierto que Mayo es el mes contra el tabaquismo en todo el mundo.
Confío en que estos consejos les resulten útiles y me pongo a sus órdenes en mi correo, como siempre con el afán de brindarles un servicio que mejore sus vidas.
Mail: ricardo.jauregui03@gmail.com
Hasta la próxima.